jueves, 14 de julio de 2011

VEO-VEO

Parada frente al umbral observo mis días pasados. Veo a la niña vestida de rosa, jugando inocente a no sé qué cosa. Y veo al dolor teñirle el vestido.
Todo pasa tan rápido… Veo a esa amada mascota que un día se fue para no regresar, y no se a donde, no se lo pudieron explicar. Y veo tan triste a la niña…
Veo la calesita, las hamacas, las muñecas. Su rostro apacible y sereno, casi angelical, y sus dulces maneras. El colegio, los amigos, la guitarra y las canciones. Y la expresión de su rostro que de a poco se transforma, los ojos se humedecen y su sonrisa se desvanece.
Esa niña va creciendo, por lo tanto va sufriendo, pues por niña no comprende como todo se transforma, y comienza a ver como el mundo de los ¨grandes¨ es distinto al de los ¨chicos¨. Las mentiras, los engaños, la tristeza y la miseria de este mundo tan humano, de este mundo de dolor.
Ya las múltiples heridas de su alma están a simple vista, muchas de ellas sin cerrar.
Esa niña no es más niña.
Y veo como la golpea la vida y como ella comienza a rebelarse, contra el mundo y contra ella misma, sin saber cómo se lastima. Buscando la manera de cambiar las cosas que le hacen tanto mal, sin saber que la que tendría que cambiar es ella. Ella, la lastimada que lastimo. Ella, la engañada que engaño. Ella la sufrida que hizo sufrir, ella… o sea yo.
Y sigo observando, y veo cuanto sufrió cuando creyó conocer el amor. La veo maldecir, llorar, desconsolada, creyendo que amor es sinónimo de dolor. La veo infeliz, con ganas de no vivir. Y veo como se equivoca.
Veo cuando conoce a un buen amor, al hombre que la hace llorar, pero de felicidad… con solo mirarla, con solo tocarla, estando a su lado. Y los sentimientos la desbordan y se siente feliz. Ella, la que ahora puede ver el amanecer y dar las gracias por seguir viviendo cada día. Porque ahora ella siente, ella ama, ella cree.
Ella, o sea yo.

24-08-99

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