miércoles, 27 de abril de 2011

Otro día igual


El sol comienza a alumbrar tu cuarto. Un rayo diminuto en la penumbra te hace despertar.
Y te levantas.
Y es otro día. Otro día igual, son todos iguales. Y la pena que te atormentaba y que creías que iba a desaparecer cuando te despertaras... sigue ahí. Sigue comprimiéndote el pecho, como una daga clavada en lo más profundo de tus sentidos.
Inútil pensar que hoy cambiará.
Inútil creer que él vendrá.
Y miras a tu alrededor y estás sola.
Sola como siempre.
Y sientes que ya nada vale la pena. Quieres que te venga a buscar. Que te perdone. Que te aleje de todos tus dolores, de todos tus temores.
Y sabes que sería así. Pero él se fue y nada puedes hacer.
Y quieres sentirte bien. Quieres que tu vida sea plena. Quieres ser alegre, quieres ser amada, quieres ayudar, tener esperanzas, ser feliz.
Y no puedes.
Y te hundes en tu muda pena.
Y sientes que nadie te quiere, que nadie te entiende, que nadie te escucha.
Se habrá olvidado de tí? Será la herida tan honda y tan difícil de cerrar?
Y te pegas al teléfono esperando la llamada que nunca llega. La llamada que cambiaría tu vida.
Sigue siendo inútil.
Y te volves a acostar. Cierras los ojos deseando no despertar. Deseando que el día de mañana sea distinto... que mañana algo cambie...
Y el sol comienza a alumbrar tu cuarto.
Y es otro día. Otro día igual
6/09/08
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Foto subida a las 15:35

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